- 27 Sep 2023
DIME DÓNDE VIVES Y TE DIRÉ QUÉ PADECES
Foto de Ricardo Gómez Ángel
Vivir o trabajar en un lugar perjudicial puede tener graves consecuencias para la salud humana.
Una "casa enferma" puede estar afectada por radiaciones de zonas de cáncer, energías invisibles que escapan a nuestra percepción y que se conocen como geopatías. Estas radiaciones dañinas pueden provenir de corrientes de agua subterránea, fallas geológicas, sótanos, entre otros. A menudo, consideramos nuestro hogar como un refugio seguro, por lo que la idea de que pueda ser la causa de diversas enfermedades, desde insomnios y jaquecas hasta leucemias y cánceres, puede parecer inaceptable a los ojos de la ciencia. Sin embargo, la observación cotidiana de los geobiólogos demuestra que, con frecuencia, el enemigo puede estar dentro de nuestra propia casa.
Según Raúl Echeverri, experto en geobiología, "la geobiología se enfoca en estudiar las relaciones entre la salud y el entorno donde vivimos o trabajamos, especialmente en el lugar donde dormimos cada noche".
Puede parecer una especie de arte adivinatorio cuando un geobiólogo, durante una investigación geofísica en una casa enferma, identifica un punto específico en un dormitorio que coincide con la altura del pecho del durmiente y pregunta si la persona padece de bronquitis u otra enfermedad respiratoria. La sorprendente respuesta es, a menudo, "¿cómo lo sabe? Mi padre siempre ha tenido problemas pulmonares".
Estas radiaciones provenientes de la tierra penetran verticalmente, de piso en piso, afectando la salud y perturbando el sueño profundo y reparador. Actualmente, sabemos que dormir en un lugar inadecuado puede ser la causa principal de trastornos del sueño. A corto, mediano y largo plazo, estas radiaciones nocivas pueden desencadenar graves enfermedades psicofísicas, estrés, migrañas e incluso enfermedades como la esclerosis, leucemia o cáncer en un período de tiempo relativamente corto.
ESTUDIOS...
Investigaciones realizadas por la profesora austriaca Kathe Bachler en Alemania describen la sensibilidad de los niños a este tipo de energía negativa. Muchos de ellos tienden a acurrucarse en un extremo de la cama o en las barandas de la cuna para evitar el efecto negativo de estas radiaciones, aunque los padres a menudo los vuelven a colocar en el centro de la cuna sin saber que el bebé está tratando de protegerse.
Calificar una casa como "cancerígena" o coloquialmente como una "casa cáncer" puede parecer carecer de fundamento científico, pero durante más de 60 años, se han llevado a cabo suficientes investigaciones que lo demuestran sin lugar a dudas. Las geopatías pueden ser aún más graves si vivimos en la parte superior de una falla geológica, sin importar la cantidad de pisos que haya sobre ella. En estos casos, la emisión de radiaciones puede ser lo suficientemente grave como para generar cáncer o anomalías genéticas en tan solo dos o tres años.
"Pero no solo el exterior de la casa puede estar afectado por contaminaciones electromagnéticas causadas por transformadores eléctricos o líneas de conducción de energía de baja, media o alta tensión; también, y lo que es más preocupante, las fallas pueden ocurrir dentro de la casa debido a instalaciones eléctricas deficientes o electrodomésticos defectuosos", afirma Echeverri.
Hoy en día, los científicos han desarrollado una serie de dispositivos de medición que permiten a los geobiólogos detectar e identificar estas fuerzas invisibles. Estrés, insomnio y trastornos del sueño, desequilibrio nervioso, pérdida de memoria, agotamiento psicofísico (astenia), falta de apetito, alteraciones de la temperatura de la piel y/o del cuerpo, alteraciones de la visión cromática, alteraciones de las constantes sanguíneas con cambios en la presión, variaciones en la cantidad de grasa (colesterol), aparición de trastornos cardiacos, renales, gastrointestinales, dolor muscular y articular, artrosis y alergias, leucemias, cáncer y enfermedades autoinmunes son algunos de los trastornos que pueden afectar a las personas expuestas a este tipo de contaminación invisible.
LAS CASAS CÁNCER: UNA INVESTIGACIÓN QUE REVELA UN VÍNCULO INESPERADO ENTRE LA SALUD Y EL ENTORNO
En 1903, el distinguido Premio Nobel de Física, Sir Henry Rutherford, junto con el astrofísico Mc Lennan, realizaron un descubrimiento crucial: identificaron la existencia de radiaciones naturales de gran penetración, energías con origen cósmico y telúrico que, hasta ese momento, habían pasado desapercibidas.
Sin embargo, fue en la década de 1920 cuando los científicos Winzer y Melzer llevaron a cabo una investigación en Stuttgart que sacó a la luz una sorprendente relación entre las radiaciones del subsuelo y el cáncer. A pesar de lo que se podría esperar, al analizar los diferentes distritos de la ciudad en función de la incidencia del cáncer, no encontraron una correlación con la composición geológica del subsuelo. En cambio, observaron un marcado aumento de la tasa de cáncer en los distritos ubicados sobre grandes fallas geológicas.
Este hallazgo dio origen al concepto de las "Casas Cáncer", una noción que cobró forma gracias a las investigaciones del Barón Von Pohl, un aristócrata alemán que se dedicó a un estudio científico de las radiaciones provenientes del subsuelo y su relación con el riesgo de contraer cáncer. En 1929, Von Pohl llevó a cabo su investigación en la pequeña población bávara de Vilsbiburg, que en ese entonces contaba con apenas tres mil 300 habitantes.
En su calidad de experto radiestesista, Von Pohl realizó un minucioso estudio del subsuelo y plasmó en un plano a escala 1:1000 las corrientes de agua subterránea que fluían bajo la superficie. Este trabajo fue supervisado por otros científicos, y de manera independiente, el Dr. Bernhuber, médico municipal, confeccionó otro plano en el que señalaba las casas donde se habían registrado casos de cáncer en los últimos años, según los certificados de defunción.
El resultado fue asombroso: prácticamente todos los casos de cáncer ocurridos en Vilsbiburg se encontraban sobre la vertical de las corrientes de agua subterránea. Este hallazgo fue tan significativo que se levantó un acta notarial y la tesis de Von Pohl fue publicada por el "Comité Central para la Investigación del Cáncer en Berlín".
Posteriormente, se llevó a cabo otra investigación con la colaboración del Dr. Hager, presidente de la Asociación Científica de Médicos de Sttetim, que estudió más de cinco mil casos de cáncer entre 1910 y 1931. En este estudio, se observó que en tan solo cinco casas se habían registrado 190 casos de cáncer en un período de 21 años. Estas viviendas se convirtieron en ejemplos paradigmáticos de las "casas cáncer", todas ubicadas sobre la vertical de una vena de agua subterránea.
Los resultados de estas investigaciones fueron confirmados por Von Pohl en sus estudios posteriores realizados en Sttetim, Grafenau y Dachau, lo que respaldó su hipótesis inicial con pruebas irrefutables sobre la existencia de las "casas cáncer".
En consecuencia, la realización de una prospección adecuada en el lugar donde residimos, para detectar e identificar las radiaciones geopáticas y las contaminaciones electromagnéticas, se revela como una medida esencial para prevenir enfermedades que, lamentablemente, pueden llegar a ser mortales.